Poema inspirado en el cuadro de Degas, “El ajenjo”.
Hay un silbido de olvido en El Café.
Silencio de muchedumbre.
Su mirada, aún camina las palabras que curvaron su espalda y sus labios.
Trata de acariciarlas, de retenerlas,
pero ya han rebotado en arrugas de relojes disecados.
La aturde la música de su lágrima. La aísla,
lágrima seca que grita entre rostros huecos. Pesada. Sin verse,
en un eco eterno que siega su oído.
Ella aún lo mira.
Sus ojos bordean sus labios, bañándolos con aliento de arena.
Le han devorado el viento al que llaman alma.
Nada mueve sus cabellos. Nada.
Pregunta si existe la fuerza que levante sus hombros.
Le pesan.
Sigue mirándolo y pinta sus manos, transparentes.
Las recuerda sobre su cuerpo untando ilusiones, clavando estigmas.
Manos que robaron su piel, deshojando sus voces.
Las besa, humectada de soledad.
Él flota en silencio sobre su mirada.
Flota sin sombra.
A veces su imagen se nubla. No es el tiempo,
sino llanto.
Lo mira inmune al olvido.
Perfume marchito de rosas la agobian.
Alguien llena su copa de a ratos.
En vano,
en sus ojos han grabado el adiós.
Perdida en quietud.
Espera,
a que él vuelva a cerrar sus párpados.
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Comentarios
muy buen pintor, aunque prefiero el arte moderno.
ese cuadro cambia varias veces de nombre, asta que termino por definirlo como El Ajenjo, (L'Absinthe) muestra un poco las consecuencias de la bebida. su primer titulo era "un esbozo de un cafe frances"
muy bueno tu blogg, a ver que poema te inspiran mis cuadritos ejejjeje
un abrazo