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LA DANZA MÁS ANTIGUA

Sutilmente,
me disfrazo de conquista.
Cuatro veces
desde cuatro ángulos.
Mi cuello intenta tu mirada
tu piel me siente de reojo,
y el perfume que me vende
gira en círculos mareados
buscando tu ombligo.

Reteniendo mi deseo
moldeándolo translúcido,
intento no mirarte.
Y me pierdo
en la obviedad más profunda del anhelo.
Traicionándome a mi misma.

Me agrede el silencio indesifrable de tus dientes,
que no besan ni muerden .

Sonríen.
.

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