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TAPO TU CARA


Tapo tu cara.
Abriendo lentamente las manos raspo caricias, pero enterrando mis uñas sobre tu rostro, solo sobre tu rostro, por encima de vientos oscuros que esconden el tacto.
Tus ojos intentan abrirse, y caen, en el hueco más hondo de mis manos. Caen sin aliento.
Mi dedo recorre el sabor de tu boca, contiene el respiro habiendo tragado tu aire. Y mi boca se tienta.
Ya siente a tus labios lamiendo mi miedo, callando el calor que le teme a tu rojo y escapa a sus bordes.
Besando su orilla, huyo a la punta lejana de tu nariz.
Me encuentras.
Y no puedo más que tragar tu suspiro, correr a calmar a mis labios que encierran tu boca temiendo asfixiarla.
Mordiendo el galope del beso, la sueltan.
Parecen dolerme los labios. Sus filos.
Tu lengua recorre el dolor que los cubre y se aleja en lo calmo que impide temblores.
Hay ahora demasiada distancia.
El miedo me inyecta la duda en tu boca, la duda en tu aliento, la duda en tu frío. Y vuelvo a temblar en recuerdos.
Si, tiemblo.
.

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