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LA MAR

Hay aguas muriendo, sedientas.
Arañan sus gritos gargantas de arena.

Las aguas están muriendo.

Tragan suspiros que arrancaron sus dientes de las rocas.
Sonrisas ahogadas.

Les digo que mueren.

No bailan, no, agonizan.
Piden socorro a las burbujas del viento.

Desesperan.

Hay quienes pisan sus entrañas.
Sales, en azotes azules.

Nadie mira.

Ellas nunca dejan de agonizar.
Desde siempre están a punto de morir, o de saberse muertas.
.

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